Sobre el hacha y el mango – AIZKORA ETA KIRTENA
En la parte central del “ Sutra del corazón “ se puede leer: “ la forma es el vacío, el vacío es la forma” De tal manera que en una vasija de barro ¿Qué da la forma a qué?
Trasladada la pregunta a otro terreno,¿qué es el hacha? ¿el mango o el acero?
El hacha es el hombre que la maneja, pero al meditar sobre la herramienta en sí, nos damos cuenta que el afilado acero es inútil sin el mango, y es esta, la madera que con sus cualidades dará vigor y resultado al acero. Miramos al filo del acero y pocas veces al mango, pero que inútil se queda aquel al que labrando la tierra se le rompe el mango.
Queda silencioso el acerado filo sobre la tierra, como si su canto hubiera quedado mudo. Detrás del mango está el árbol habrá que seleccionarlo bien para que la madera esté asentada, cortar, cepillar, ajustar y fijar con la cuña… y el acero volverá a cantar. El mango adquiere su poder en el acero pero éste vuela en la madera.
Corta el hacha la madera y se diría que no es solidario el mango con el árbol que derriba, pero no es en nuestra escala este valor, si se desploma el árbol en su época bajo el canto sordo del hacha es posible que vuelva a surgir, castaños y fresnos trasmochados… y es dar leña año tras año, no solo fruto y de este y otros procesos como el carbón, de esta danza surgía también el hierro en las manos de los ferrones.
Antes y después el árbol, se por ello que el mango comprende al filo.
Como cuando con su calor cuece el barro y es la tinaja o son las tejas como escamas, la madera dialoga con la cerámica cuando la hace tinaja y de la viña recoge su lágrima.
La madera es fuerte en el acero que porta, pues son parientes y es en el hombre donde encuentran el acento a su diálogo.
Mirar un árbol despiezándolo y decir éste será el poste, la carrera, el caballo o la horquilla. Como si de un sastre que toma medidas para el imaginado árbol del caserío.
Y luego llegada la época, con la luna cortar el árbol, aprovechando al máximo, controlando el sueño del árbol en su caída para no despertar a otros o segarlos en su vuelo hacia la horizontal.
En ciertos aspectos el hombre ha humanizado el árbol cuando no bosques enteros, los ha hecho viajeros y del árbol que ya viejo caía entre otros hasta desaparecer, el hombre le ha cambiado su destino y lo ha hecho barcos, carros, casas y armas de guerra…
Barcos y carros que siguen soñando bosques cuyas maderas se irán dilatando y contrayendo en pausada respiración.
Porque la madera se ha construido a si misma en sus mangos y los clavos que dan cuerpo y parecen el fundamento de los barcos caerían sin el abrazo de la madera en las cuadernas.
Si hay un ser noble ese lo es la madera y será por ello que nunca tubo su edad y quien sabe, tal vez por ello todas las edades son las del bosque.
El hacha y su mango es una metáfora, que nos aleja de comprender al árbol. Para comprenderlo deberíamos de transmutar muestro espíritu, sembrar la semilla del árbol, bosque todo, que observamos en nuestro interior y esperar que crezca, que nos transforme en el tiempo y luego no ser mas hombre y hacha, sino árbol, uno, lo observado y nosotros mismos sin distinción, esa es la elección.